Sunday, November 30, 2008

Ronald Reagan nos contó una de vaqueros.

En 1985 en su discurso ante el Congreso sobre el estado de la unión, Ronald Reagan nos contó una de vaqueros, era acerca de la segunda revolución americana, una que nos proponía alcanzar la hegemonía mundial acabando con la URSS pero en especial dándonos mas libertad económica quedándonos con los trabajos mas de mayor tecnología y dejando que el resto del mundo hiciera el resto, los trabajos, menos rentables, menos gratificantes, mas manuales menos pensantes.

Nueve años mas tarde Newt Gingrich, nos contó otra de vaqueros (la secuela de la anterior) con su “Contrato con América” un refrito de aquel discurso de Reagan durante la campaña electoral de 1994 que llevo a los republicanos al poder de ambas cámaras desde ese año hasta 2006.

A partir de ahí cada vez mas empresas empezaron a llevar la fabricación de sus productos al Asia (China, Taiwán, etc.), mientras en los Estados Unidos cada día surgían nuevas compañías de servicios, (comercialización, servicios bancarios, internet, etc.)

Parecía que el progreso ininterrumpido de Adam Smith y David Ricardo por fin se demostraba como posible, mientras que el valor de los bienes iba en aumento, nadie se preocupaba porque se podían pagar con el dinero proveniente de los ingresos por venta de tecnología (eran los días del boom informático y del crecimiento exponencial de la internet) al mismo tiempo el empleo era reemplazado por el trabajo por cuenta propia, donde se lograba el anhelo de no soportar mas al jefe, al costo de tener que trabajar mas horas para ganar lo mismo y sin beneficios de salud, retiro ni pago por enfermedad.

A fines de los 90 se empezó a vislumbrar la que se venia, con el desplome de las compañías puntocom, pero eso parecía un problema de Wall Street, claro que eso hacia bajar el valor de los planes de retiro, pero como empezó un boom inmobiliario, todos querían ser propietarios y a los dos años ya refinanciaban para sacar la plusvalía e invertir en mas propiedades, y así todos se fueron convirtiendo en inversionistas, millones en activos, claro también en pasivos, pero eso no era un problema, mientras los valores de la inversiones siguieran creciendo en forma desmedida, apoyados en bancos inescrupulosos que prestaban con sistemas de amortización negativa montos que eran impagables para cualquier persona con ingresos fijos.

Pero el problema de las fiestas es que se terminan y esta también se terminó, cuando los verdaderos inversores empezaron a huir de esta burbuja antes que reventara, dado que sabían reventaría que ante la menor desaceleración de la economía, y eso fue exactamente lo que pasó.

Los valores de las propiedades empezaron a dejar de crecer, con lo que ya no se podía sacar plusvalía de las propiedades para continuar la ilusión, entonces empezaron los primeros atrasos en los pagos de la hipotecas, lo que deprimió mas el pecio de las propiedades, alimentado el ciclo y acelerándolo.

Esto trajo grandes problemas de morosidad a los bancos con la consiguiente perdida en el valor de sus acciones, y Wall Street se asusto. De haberse seguido la receta del libre mercado los bancos se hubiesen tenido que ir a la quiebra, pero cuando se trata de los bancos mas grandes no es cuestión de andar exagerando con las ideas conservadoras, y lo que hay que conservar son los capitales para que no se pierdan, entonces vino el salvataje a Wall Street en medio de la campaña electoral, pero por supuesto cuando lo que hay que conservar son 3.000.000 de empleos de la industria automotriz, la urgencia ya no es tanta, igual si pierden sus empleos tampoco podrán pagar sus hipotecas y los grandes bancos las compraran a centavos por dólar para volver a ganar cuando nos puedan contar otra de vaqueros.

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