Hace veinticinco años lloré.

Hoy hace veinticinco años exactos que lloré de alegría viendo a un hombre de bigotes con traje oscuro y una banda con los colores de la bandera sobre su pecho, hablándole a una multitud, desde el balcón del cabildo de Buenos Aires.

En los dos años anteriores a ese día lo habré escuchado hablar ante multitudes en infinidad de ocasiones, pero ese día era diferente. Ese día no solo era su investidura como presidente de la nación, no, ese día al ser investido como Presidente de la Republica, esta retomaba el camino de la democracia, de la Constitución, de la legalidad. En los 53 años anteriores la democracia le había sido arrebatada al país en 5 ocasiones por un total de 30 años, en los 23 restantes hubo 4 gobiernos electos por el pueblo, no siempre en forma libre, no siempre verdaderamente democráticos.

Yo en aquel momento tenia 25 años y había vivido mas de 15 bajo distintas dictaduras, ese día aun con la alegría que me hacia llorar, me preguntaba cuanto tiempo duraría en el gobierno aquel hombre que decía que con la Democracia se come, con la Democracia se Cura, con la Democracia se educa, etc.

Hoy 25 años y 6 presidentes después, la actual presidenta cumple un año en el gobierno y seguimos contando. Hoy a sus 81 años la mayoría de la gente, aun aquellos que en su momento bramaban contra su accionar de gobierno, considera a aquel presidente como el padre de la democracia argentina, ya nadie se acuerda del discurso final de su gobierno donde nos dijo honestamente que lo que había quedado pendiente cabía en lo que no supo, lo que no pudo y lo que no quiso hacer, y en esa ultima categoría es donde radica la diferencia, en que un hombre cabal sabe que existen lo limites y no esta dispuesto a cruzarlos aunque le cuesten un gobierno.

La historia ha demostrado que tenia razón, ahora cuando su salud se lo permite, el puede caminar por la calle con la frente en alto y sabe que no hay ninguna causa judicial que lo persiga.

Que suerte que lloré de alegría hace veinticinco años, y no tuve que llorar por la pérdida de la democracia nunca más.

Gracias Dr. Raúl Ricardo Alfonsín.

Gracias Raúl